Bienvenido

miércoles, 7 de octubre de 2009

Habitación 209

La puerta estaba entreabierta esperando tu llegada, una llegada que se retrasaba en media hora. Nada más abrir la puerta entera vistes el sobre que deje con tu nombre en la alcoba y un pañuelo de seda negro. No hacia falta darte mas indicaciones puesto que tú ya intuias lo que tu amo quería. Vendastes tu ojos con el pañuelo y te quedastes inmóvil justo al lado de la cama. Salí del baño desde donde me encontraba desnudo y observando, y apenas sin hacer ningún ruido me coloqué detras tuya.

- Llegas tarde... y no me gusta que me hagan esperar... - Le dije al oido.

- Verás...es que...

- No quiero ningún tipo de explicación así que estaras callada- le dije mientras le coloca en la boca una mordaza con una bola de goma roja. La cerré y apreté -no quiero escusas, has llegado tarde.




Iba paseando por la habitación dando vueltas alrededor de tu cuerpo y cuando menos te lo esperabas iba desabrochandote un boton de la camisa. No llevabas puesto sujetador y tus pezones comenzaban a ponerse erectos. Desnuda de cintura para arriba, mis manos empezaron a jugar con tu piel, pequeñas caricias de mis dedos iban recorriendo el torso de tu cuerpo. Otra vez situado detras de tí, desabroché la falda y muy lentamente comencé a bajartela, quedando mi rostro a poco centrimetros de tu culo y bragas. Tan cerca que podías notar mi respiración caliente. Llevabas puestas las mismas bragas que la cita en la cafetería, habias sido muy obediente en eso, y merecias un pequeña recompensa dentro de tu castigo. Así que pegé mi pecho contra tu espalda, mis labios se fundieron con tu oreja y mis manos acariciaban lentamente tus tersos pechos. Un gémido pareció escapar de la mordaza mientras tu cabeza se inclinaba hacia atrás. Poco a poco mis manos cambiaron el ritmo del masaje, hasta que llegó el momento y ambas te pellizcaron los pezones fuertemente, y tú sin esperarlo volviste a gemir a la vez que te susurré:

- Ponte a cuatro patas, perrita.

Te dejastes caer de rodilla, para luego apoyar tus manos contra el suelo. Mi visión de verte allí postrada, viendo las bragas manchadas y húmedas ya. Me estaba excitando muchisimo. Me puse delante tuya, te acaricie el pelo, mi mano volvió a recorrer tu espalda de arriba a abajo, erizandote de nuevo la piel. Mis dedos empezaron a jugar con tus bragas, te acariciaba por encima de ellas y tú parecias retorcerte de placer. Mientras una de mis manos se deleitaba con tu coño la otra iba acariciando tu espalda, hasta que uno de mis dedos consiguió abrirse camino dentro de tí. Agachaste la cabeza y lanzaste un gran gémido, lo estabas deseando. Así que al ver esa actitud tuya me coloqué de rodillas detrás tuya. Ambas manos agarraron fuertemente tu cintura, y aún con las bragas puesta , comencé a rozar mi polla empalmada por tu coño. El roce con tus bragas empapadas por nuestros flujos me estaba haciendo gozar muchisimo. Me paraba, cogía mi polla y apuntaba a tu coño, hacia presión sobre tus bragas e intentaba introducirlo todo. Tus caderas comenzaban a facilitarme la acción, estabas disfrutando como una puta, tus manos dejaron de apoyarse sobre el suelo y te apoyastes sobre los codos. Mi ritmo aumentaba cada vez más rápido, ya apenas notaba tus bragas porque estaba tan empapadas que parecía que no llevabas nada puesto. Tú querías tambien mas, por eso cuando te estaba rozando y mi polla parecía entrar en tu coño, tú te apretabas fuertemente contra mí para que mi polla te penetrara, pero recuerda esto era tú castigo.




Yo estaba totalmente entregado, también deseaba penetrarte, pero debía mantener mi castigo sobre tí, asi que te cogí repentinamente los brazos y te los lleve a la espalda, tu cabeza se dejó caer contra el suelo. Ahora podia ver tu rostro mientras seguía jugando contigo. Tu cabeza inclinada sobre el suelo, con la mordaza puesta veía como tu boca chorreba sobre el suelo.




Estabas jadeando de placer, noté como tu respiración se aceleraba, te movías como si estuvieras poseida. Aparté entonces un poco las bragas hacia un lado y seguí rozandote a un ritmo endiablado. Entonces fué cuando escuché tu gran gémido, ahogado por la mordaza:

- ahhmm...ahhhms.......ahhhhhhhhhhhhhhmsssss.


Paré de moverme, solté tus brazos que se dejaron caer al piso, me recline un poco hacia atrás. Te ordené que te abrieras el coño, quería vertelo todo. Te habías corrido y tus flujos ahora bajan por los muslos de tus piernas. Te habías corrido y no te había penetrado todavía...





- ¿Que has hecho? Te has corrido bien , pues preparate por que esto solo acaba de empezar...

9 comentarios:

Nana dijo...

Chico, es que así es muy difícil que una NO se corra.
Venga la segunda parte, estamos impacientes.

Paris dijo...

La has de haber dejado loca de placer; al igual que tú, ya los imagino, está delicioso el relato, sigue asi Eco, ya estamos esperando leer lo que sigue

Alexa dijo...

SIEMPRE NOS DEJAS CON LA INTRIGA DE QUE VENDRA??
ESPERANDO SENTADITA LA SIGUIENTE PARTE...
NO DEMORES...

Alexa dijo...

YO SOY ALGO MASOQUISTA, me gusta que me golpeen en pleno sex...
me gusta lo salvaje lo animalesco,
por lo tanto... por lo tanto..
tu texto me pone a cien jjejej

Maya dijo...

los pelos como escarpias xDDD ...me parece que me voy a desahogar un poquito con mi vibra XDDDD

Amante del mar dijo...

A mares fue amo mío...
Muero por lo que sigue...y has visto poco aun...puedo ser eso y mucho mas...te diria que crezcas en magnitud porque mis terrenitos te dejaran sin aliento...

ainm dijo...

Si los castigos fueran siempre así, estaría cometiendo faltas todo el día para que me castiguen xD

Besos.

Ceci Bravo dijo...

Uhh, sigue? no se si llego :)

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.