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lunes, 24 de agosto de 2009

La espera del placer

Hoy hace exactamente tres semanas en las que tú has decido no darme nada de sexo. Noche tras noche he sido torturado por la ausencia de placer, pero de esta noche no pasaras....

Ella esperaba que saliéramos a cenar fuera pero yo le he preparado la cena, nada complicado filetes de pollo a la plancha con una ensalada, de beber algo de vino. Un par de velas, una rosa en el centro. Es un tópico, pero nunca he realizado nada parecido.

Son las 9 de la noche y ya escucho como abre la puerta, la dejo entrar por el pasillo mientras observo lo bien ajustado que le queda el vestido negro. Cuando entra en el salón se sorprende.

- Ohhh ¿pero no íbamos a comer fuera? Para esto me he arreglado tanto

- No te preocupes quería darte una sorpresa, luego si quieres salimos a tomar algo

- Bueno además, veo que te has currado el ambiente.

Nos sentamos a comer, recogí los platos y cuando se disponía a levantarse le dije:

- Cariño, tengo otra sorpresa para ti.

- ¿si, cual?

- Cierra los ojos y lo averiguaras.

Me obedeció, así que con un pañuelo de seda negro que tenia en el bolsillo le vendé de los ojos. Lo hice con mucha delicadeza, que notara mis manos acariciando su cuello, el susurro de mi voz dándole tranquilidad le rozaba la oreja. Cuando terminé le agarré la mano y le pedí que me siguiera, la lleve hasta la mitad del pasillo. Ahí me detuve, la apoye contra la pared y me puse a quitarle las bragas. Con mi mano derecha agarraba sus manos en altas, y con la izquierda buscaba debajo de su vestido. En ese preciso momento noté como ella dio un gran suspiro, se arqueó hacia atrás y abrió sus piernas dejándome llegar su ropa interior de encaje. Mis dedos las rozaban suavemente jugueteando con sus labios y haciendo presión para clavar sus delicadas bragas dentro de su ya húmedo coñito. Con dos dedos se las aparte y comencé a bajarlas.


Cuando la tenía las bragas a la altura de las rodillas, cogí y giré a mi mujer, de manera que me diera la espalda. Ahora mi mano liberaba sus manos y buscaban el coñito húmedo mientras que mi otra mano había desprendido mi polla de mis pantalones. Cuando mi mano derecha encontró su coñito, use ambos dedos para separarle bien los labios y quedara su clítoris a mi merced. Le levanté el vestido y desde atrás comencé a rozarme contra su coño abierto. Podía notar como sus fluidos se resbalaban por mi polla en cada movimiento.

- Nene me estas poniendo muy cachonda.

- Lo sé, te crees que no lo noto…

- Pues métela ya que no aguanto mas…

Esa fueron las palabras mágicas que hicieran que mi polla se introdujera de un solo golpe dentro de su empapado coño.

- Ahhhhhhhhhh siiiiiiiii, hacia tiempo que no la sentía tan viva dentro de mi.

Sus palabras hacían que me excitara más y más. Sus gemidos parecían atravesar la pared. Mi ritmo iba cada vez más acelerado, ella se agachó más, dándole un placer y una penetración tan profunda que podía notar como mis huevos chocaban con su coño. Ella empezaba a moverse de una manera incontrolada victima del éxtasis que estaba sufriendo. Es que tres semanas sin sexo era mucha presión. Ella arqueo mas la espalda cogiendo me por el cuello, yo la agarre por la cintura, estaba a punto de explotar.

- Me corroooooooooooooooooo – Gritaba fuertemente, sin miedo a oír lo que pensaran los vecinos.

- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhss ¡!! Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Notaba como cada empujón de mi semen se iba abriendo paso a través de su vagina, y de cómo ésta apretaba fuertemente como no querer que se escape. Habíamos tenido uno de los mejores polvos desde hacia varios meses.



Ya los dos exhaustos, retiramos nuestros cuerpos cansados y cuando ella se daba la vuelta y se quitaba la venda, vi como se deslizaba un pequeño rastro de semen. Así que cogí con un dedo lo rebañé y cuando me disponía a ir para el cuarto de baño me dice:

- Ya que me has dado toda tu leche ahora no me la quites…- agarró mi mano, abrió su boca y relamió los dedos manchados de semen. – mmmmmmm que rico esta y gracias cariño por esta noche de sorpresas.

- Gracias a ti, por sorprenderme así también- Puesto que era la primera vez que ella probaba el sabor de mi semen.

Así que creo que estas 3 semanas sin sexo ha hecho descubrir nuevas pasiones que nos libran de la rutina.

2 comentarios:

Eva dijo...

Espero no tener que esperar otras tres semanas de abstinencia para un nuevo relato.

Un beso

Eco dijo...

No, esta vez lo haré según me vayan surgiendo... yo tampoco puedo esperar tanto